Versos
Hastío e incomprensión
vencidos por un sendero de angosta balanza en equilibrio.
El Panteón derriba los cimientos de la ignorancia
y libera el calor que invadido quisiera poseer,
mas no su profundo pesar. No en soledad.
Sí. Aquí. Catán. Por centurias en pie.
Por lunas unos cuantos la conocen. Pacíficos bárbaros.
Piedras diminutas forman su cuerpo. Su pasado. Y su futuro.
Panteón de colonizadores.
¡Ay de aquel que de la misma nube procede!,
envuelto en viento del este se acerca.
El ser violento. Sigiloso. Tibio. Sabe leer los grabados del Panteón.
Juegos de palabras te engañan, te seducen, te atrapan. No abandones este mundo.
Ora transparentes ora invisibles, ¿diferencia alguna?
El Panteón obedece a su instinto,
alentado por las manos que pócimas han preparado.
Embrujado, falso espíritu de libertad.
Fusión, cantos de sirena, encantamientos.
Acercaos. ¡Alejaos!
¿Adolece de coraje? Ha descubierto Catán.
Al príncipe taifa en Reconquista ha de vencer. Carpe diem.
Campesino, ¡quien siembra ilusiones, recoge sensaciones!
Concluye el instante, se intuye.
Real o sólo fantasía, repiqueo en sus entrañas.
¿También?
Regresan. O no regresan.
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