lunes, julio 31, 2006

Día 0 (miércoles 26J - Parte 1: el viaje de ida)

Ninguna incidencia hasta que llegamos al aeropuerto de Alicante. Parece ser que el chaval del mostrador era nuevo y formó una cola de tres pares de cojones, a falta de 30 minutos para el despegue del avión. La gente, como es natural, empezó a cabrearse un poco. Tuvo que venir otro trabajador de la compañía y abrir un tercer mostrador.

Ya en el avión, le pregunto (en español) a la azafata que tenía menos cara de guiri que dónde me siento, y me responde con un bitte schdidasdf sduvotimmen idgeeagt que dije para mis adentros: kambien Sie die mental chip auf Englisch/Deutsch oder deine moken du kommerast (por supuesto esto es un españolemán que me acabo de inventar). La verdad es me que tocó un poco las narices que ninguna de las azafatas hablara nada de español en un vuelo que sale de España. Qué menos que lo básico. Lo bueno fue que el asiento mío era junto a unas chicas alicantinas bilingües, y me ayudaban a entender algunas indicaciones (porque es acojonante lo mal que se oyen el piloto y las azafatas hablando en inglés por los altavoces). Una vez en el aire me puse a escuchar por los auriculares los canales de radio del avión. Uno de ellos era un minicurso de español-alemán. Bueno, me sirvió para recordar las cuatro palabras que ya sabía de alemán.

Y qué decir del aterrizaje. Yo no sé si el piloto iba borracho o qué, pero el avión rebotó contra el suelo. Al principio pensé que quizá eso era normal, pero me fijé en las caras de la gente e intuí que muy habitual no era ese golpetazo que nos hizo despegar el culo del asiento. Les pregunté a las chicas estas y me dijeron que nunca les había pasado, y eso que llevaban viajando en avión toda la vida. Cuando el avión se detuvo, hubo gente que aplaudió, ¿hace falta decir algo más?

Pero entonces llegó el peor momento, nada más poner el pie en la pasarela de salida del avión, nos vino un golpe de calor sahariano bestial. Calor que duró los dos primeros días. Una sensación bastante extraña ya que notabas la piel ardiendo aunque no estuvieras al sol. Horrible. Y eso no es lo peor. Como aquí normalmente no lo necesitan, el aire acondicionado suele brillar por su ausencia, o bien estar puesto muy flojo (la universidad es una excepción, aquí en esta sala de ordenadores está bastante fuerte). En los trenes hacia Tréveris lo pasé fatal por el calor, y eso que el vagón estaba vacío. Por lo demás ningún incidente durante el viaje, ya que aquí raramente hay retrasos de más de 2 ó 3 minutos. Sin embargo, justo después de la penúltima parada, el tren se detuvo en medio de ninguna parte durante casi 10 minutos. No sé por qué.


Flipando con el paisaje desde el tren

Cuando bajé al andén de la estación ahí estaba mi host (anfitriona), Lilli, esperándome con un cartel gracioso (con caritas sonrientes y soles) que ponía Bienvenido Alberto!! Estudia Sociología aquí, y de vez en cuando trabaja de camarera; es una chica muy maja. Según me cuenta, su madre es filipina pero vive en Canadá (su hermana estaba con ella en la estación, pero cogió el camino de vuelta para cruzar el charco un par de horas después de llegar yo a Tréveris). Lilli comparte piso con Maria, otra chica alemana, muy agradable también (me prestó sus llaves para que pudiese entrar y salir cuando quisiera durante este primer fin de semana, que ella se iba a un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme jajaja vosotros tampoco querríais saber el nombre, os lo aseguro). No me puedo quejar, la verdad. Como iba contando, Lilli y su hermana me recogieron en la estación. Desde allí sólo hay 15 minutos hasta su casa (soy de los más afortunados ya que hay gente que tiene que coger autobuses para ir al centro de la ciudad). Bueno, pues esos 15 minutos se hicieron eternos, ya que eran las 2 de la tarde y pegaba el sol de lo lindo, aun yendo por la sombra. Cuando llegamos, me enseñaron la casa (típico edificio viejillo, que está alquilado a estudiantes, y que está bastante bien, la verdad). Estuvimos hablando un ratillo sobre nosotros y tal, lo típico de ponerte a conocer a alguien con quien vas a compartir casa :D Luego salimos a dar un paseo; como viven muy cerca del río Mosel, nos fuimos a pasear por ahí.


Lilli y Karin, su hermana

En los márgenes hay grandes espacios de césped para pasar tranquilamente el rato, y en un sitio concretamente han traído arena y han construido una especie de Beach (así la llaman) artificial, además de un par de chiringuitos, pero sin llegar hasta la misma orilla. Creo que no está recomendado el baño; aunque no parece estar sucio, pasan grandes barcos a menudo. Pero os aseguro que da gusto mirar un río en condiciones, como éste, y cuando el sol aprieta dan ganas de lanzarse.

(continuará)

1 Comments:

At 9:19 p. m., Anonymous Anónimo escribió...

la envidia me corroe jejejejej. pásalo muy bien y recuerda: "Más vale hacer algo y arrepentirse de ello, que arrepentirse por no haberlo hecho" :P. ya nos irás contando. besos

 

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