lunes, agosto 14, 2006

Día 1 (jueves 27J - Parte 1: ciudad y piscina)

El día empezaba caluroso, como el anterior. El sol pegaba bien fuerte, así que salí de casa directamente con el bañador puesto. Punto de encuentro con las chicas: 11:30 en la Porta Nigra (¿a ver si adivináis qué significa? jajaja). Este lugar sería a menudo el meeting point, ya que muchos de los autobuses tenían que pasar por aquí en su recorrido circular por la ciudad.


Vista de la Porta Nigra por la cara menos "nigra" :)

Junto a las ya conocidas eslovenas estaba también la aparentemente niña Aet, la participante estonia. Me incliné para darle dos besos y en ese momento recordé que no, que había que estrechar manos, así que eso hice. Estaba además una alemana de la noche anterior (supongo que sería su host), que fue quien me la presentó. Así que nos fuimos todos a tomar la primera del día. El lorenzo apretaba de lo lindo, por lo que un refresco o una cerveza en las terrazas acompañado por cuatro chicas se veía un buen plan antes de coger el autobús para la piscina.

Pero ay, las chicas son chicas aquí y en todas partes, así que tras el bebercio quisieron pasar por las tiendas del centro, atestadas de guiris (perdón, turistas, que aquí el guiri soy yo :D). Pues eso, que me tuvieron dos horas dando vueltas para al final apenas comprarse dos tonterías. Si es que son la leche...

Ya casi eran las dos y media de la tarde, sí. Y encima todavía no habíamos comido. Pillamos el autobús (los organizadores nos dieron dos bonos semanales, ya que el billete de un solo viaje costaba 2 loros, toma ya). Tardamos como media hora o más en llegar; la piscina estaba donde Cristo perdió el gayao. Pero por fin estábamos allí. Con el carné de estudiante (ya fuese de España, de Villarriba o de Sebastopol, sólo costaba la entrada 1.50€, para todo el día). Tres piscinas de diferente profundidad y diseño, con varios toboganes y tubos, y una de ellas con plataformas de salto (abarrotada siempre ésta, imposible lanzarse).

También allí nos pillamos unas patatas fritas y algo más para comer, no era precisamente comida saludable, pero con las tripas chillando lo importante era meterse algo en el cuerpo. Así que tras el primer baño y la comida, nos tumbamos al sol; poco tiempo, ya que se puso nublado el cielo e hizo amago de chispeo. Finalmente, la lluvia nos respetó y volvió a brillar el sol para que nos diésemos otro baño.

Se hicieron casi las 6 de la tarde, así que decidimos volver porque teníamos que ir a una de las sedes de AEGEE a la fiesta de bienvenida oficial. En la parada del autobús conocimos a un grupo de animales, perdón, de alemanes pilladísimos de la cabeza. Llevaban tatuados y pierceados la mitad del cuerpo, y tras intercambiar unas frases incoherentes acerca de si preferíamos llevar slip, bóxer o tanga, el más ido de todos, curiosamente, fue el que dijo: dejemos de decir estupideces a unos extranjeros que lo están flipando con estos borricos alemanes (más o menos esa es la traducción).