Día 0 (miércoles 26J - Parte 2: tarde/noche)
Cuando volvimos del paseo me puse a desempaquetar el equipaje. Parecía que hubiese traído una tienda conmigo. Qué barbaridad, no me había parecido tanta ropa al hacer la maleta, pero en ese momento... buff. Decidí dejarla simplente abierta junto a la cama y así poder tener las prendas a mano. Días después me alegraría mucho por no ir, como algunos, casi todos los días con la misma ropa.
Cuando ya anochecía, acompañé a Lilli al pub Louisiana, donde había quedado con los organizadores y los otros hosts para recibir el programa de actividades y unas cuantas indicaciones. Así pude conocer antes que los demás a toda esa peña que se volcó con nosotros.
Inciso. Era la primera vez que Lilli hacía de host para AEGEE, de hecho ella no conocía más que a una persona de la organización. Su parte consistía en acoger a un extraño (yo) en su casa (en este caso, en su habitación) durante dos semanas y proporcionarle el desayuno (proporcionárselo, no hacérselo jajaja); todo eso por unos 40€ que iba a cobrar, me parece. ¿Vosotros lo haríais? Fin del inciso.
También pude comprobar in situ una peculiaridad: la propina. Todo el mundo (es decir, los alemanes) dejaban propina con cada bebida o comida. Por no desentonar, yo también lo hice. Así también al día siguiente, hasta el tercer día que ya dije a tomar por saco, como si fueran baratas las consumiciones. Otra cosa que me llamó la atención es que en todos los locales, los camareros llevan un monedero enorme de color negro (igualitos todos) con el que te dan el cambio.
El resto de la noche la pasamos tomando la penúltima en la terraza del pub. Allí conocí a más implicados por la causa AEGEE :), entre ellos a Jamal (no imaginaba sería una tía, y muy agradable, la verdad) y, por fin, a las primeras participantes que habían llegado, como yo, un día antes. Las dos eslovenas que me acompañarían día a día: Irena y Jana, y que serían, junto a Erik, Bartek y Valeria, mi minipandi por esas tierras teutonas. Como el resto de la gente no llegaría hasta la tarde del día siguiente, quedamos para ir por la mañana a la piscina, ya que se presumía que al día siguiente haría también calor.
Inciso. Los dos besos de presentación. Creo que sólo llegué a dar dos besos al conocer a Lilli y a su hermana, las siguientes chicas hacían una especie de amago (regateo a lo Ronaldinho) cuando acercabas la cara y te plantaban la palma de la mano en el pecho :D Fin del inciso.
Cuando ya anochecía, acompañé a Lilli al pub Louisiana, donde había quedado con los organizadores y los otros hosts para recibir el programa de actividades y unas cuantas indicaciones. Así pude conocer antes que los demás a toda esa peña que se volcó con nosotros.
Inciso. Era la primera vez que Lilli hacía de host para AEGEE, de hecho ella no conocía más que a una persona de la organización. Su parte consistía en acoger a un extraño (yo) en su casa (en este caso, en su habitación) durante dos semanas y proporcionarle el desayuno (proporcionárselo, no hacérselo jajaja); todo eso por unos 40€ que iba a cobrar, me parece. ¿Vosotros lo haríais? Fin del inciso.
También pude comprobar in situ una peculiaridad: la propina. Todo el mundo (es decir, los alemanes) dejaban propina con cada bebida o comida. Por no desentonar, yo también lo hice. Así también al día siguiente, hasta el tercer día que ya dije a tomar por saco, como si fueran baratas las consumiciones. Otra cosa que me llamó la atención es que en todos los locales, los camareros llevan un monedero enorme de color negro (igualitos todos) con el que te dan el cambio.
El resto de la noche la pasamos tomando la penúltima en la terraza del pub. Allí conocí a más implicados por la causa AEGEE :), entre ellos a Jamal (no imaginaba sería una tía, y muy agradable, la verdad) y, por fin, a las primeras participantes que habían llegado, como yo, un día antes. Las dos eslovenas que me acompañarían día a día: Irena y Jana, y que serían, junto a Erik, Bartek y Valeria, mi minipandi por esas tierras teutonas. Como el resto de la gente no llegaría hasta la tarde del día siguiente, quedamos para ir por la mañana a la piscina, ya que se presumía que al día siguiente haría también calor.
Inciso. Los dos besos de presentación. Creo que sólo llegué a dar dos besos al conocer a Lilli y a su hermana, las siguientes chicas hacían una especie de amago (regateo a lo Ronaldinho) cuando acercabas la cara y te plantaban la palma de la mano en el pecho :D Fin del inciso.
1 Comments:
En España tenemos la costumbre de arrimarnos mucho, dar muchos besos y abrazos y hablar fuerte.
¿O será que en el resto del mundo son unos reprimidos? Será eso.
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