jueves, septiembre 01, 2005

Nueva Orleans (EE.UU.), agosto de 2005

En este tipo de situaciones se ve de dónde cojea fundamentalmente el capitalismo. Estados Unidos es el país más poderoso, sí, al menos económicamente y en algunos otros aspectos. Pero ni todo el oro del mundo puede comprar la solidaridad, el compromiso, el espíritu de ayuda. La sanidad, al ser privada, sólo actúa con los heridos que trasladan los Servicios de Emergencias, que sólo atienden a los casos más extremos; los demás, los que pueden resistir unos días más, vagan a su suerte, saqueando comercios, organizándose en bandas al estilo Mad Max, etc... En fin, el caos. Las imágenes de TV no difieren mucho de las de un país tercermundista en una situación de crisis bélica o económica.

El liberalismo y la social-democracia (que podemos genéricamente identificar con las derechas e izquierdas europeas) estarán económicamente basadas también en el capitalismo, pero poseen un fuerte componente humanista, lo que implica que por encima de todo están las personas. En cualquier catástrofe (por causa natural o no) de los últimos tiempos en Europa hemos visto cómo el resto de la ciudadanía se ha volcado en ayudar y apoyar a las víctimas, con todos los medios: hospitales de campaña, ambulancias, ejército, cuerpos de policía, ONGs, Cruz Roja, voluntarios (en España no podemos olvidar la importante labor de Protección Civil). Sin embargo, ¿qué ocurre en Estados Unidos? La Sanidad es privada, buena parte del ejército no puede apoyar porque está en el Exterior, y por supuesto no hay una verdadera campaña de voluntariado (si todo el mundo tiene un precio, ¿por qué voy a hacer algo yo gratis?, piensan muchos estadounidenses). Además tenemos el componente clasista/racista: los barrios más destruidos son los barrios negros y pobres. Pero eso sí, para exaltar el patriotismo se pintan solos, antes está la prioridad de alzar una bandera que la de dar cobijo y alimento a una persona.

El dinero puede comprar cosas e incluso personas, pero no puede pagar la voluntad. Y ni el más rico está protegido frente al poder de la Tierra; "El día de mañana" no está tan lejos...