lunes, noviembre 28, 2005

Saturday night horror


Éste debía ser un post para comentar la película El Exorcismo De Emily Rose, pero voy a dejarlo. No porque no merezca la pena, sino porque me dormí a trozos y la vi ídem, es decir, que no me enteré de la misa la mitad. El sueño fue por cansancio, no por aburrimiento, que quede claro. Bueno, menos mal que Yasmín me ayudó al salir a juntar los pedazos y darle coherencia a las imágenes que pude retener entre un eclipse de párpados y el siguiente. Pero parece ser que me vine a perder la parte clave de la historia. Mierda. Porque, por lo que deduje, no estaba nada mal. Así que ahí queda, sin recomendar pero sin criticar.

Lo que sí que no voy a pasar por alto es la conclusión a la que llegamos sobre ir al cine los sábados noche. Da igual que vayas al pase de las 22:30 o al de la 1 de la madrugada. Da igual que el cine esté casi lleno o casi vacío. Da igual que la media de edad sea de 15 años o de 30. El caso incontestable es que la gente habla durante la película. Pero no bajito y comentando algún detalle puntual, no. Sino durante toda la proyección, a viva voz y diciendo paridas o, lo que es peor, remarcando evidencias (del tipo "ésa debe de ser su madre, porque la ha llamado mamá"... dan ganas de darse la vuelta y gritarle "¡pues claro, gilipollas, no va a ser TU PUTA ABUELA!"). Y ya cuando empiezan a hacer la gracieta de poner tonos de móvil me queman la sangre. Joder, si te aburres, vete, pero no nos jodas la película a los demás. Esto es especialmente grave en los momentos más siniestros de las películas de miedo, que con cosas así te quitan toda la tensión y es un puta ful.

Queda dicho.